El interés dl
padre era el tema político, el hijo mayor disfrutaba historias d vampiros
escritas por Ann Rice, mientras el segundo hijo prefería experimentar con la
electrónica, las hijas y la madre también leían. La habitación estaba en
silencio, todo estaba en reposo.
De repente se
apagó la luz y se empezó a escuchar una estación de radio, voces en otro idioma
que parecían apuradas, mensajes atropellados matizados de sonidos de
interferencia; todos intentaban entender los mensajes, pero eran un código desconocido.
Se veían cosas extrañas,
hombres que iban y venían entre primitivos cadalsos y hogueras, parecía que estaban
en otro país, en otra época con otras costumbres. Nadie les prestaba la más mínima
atención, como si no existieran.
Fueron siete
largos segundos, la familia estaba intrigada, pero nadie dijo nada ni hizo ningún
movimiento. Regresó la luz y el sonido se fue, ellos perplejos e intrigados reconocieron
su habitación, no comprendieron que habían sido transportados a otra dimensión.
Desde aquel día, cada
2 de noviembre a las 9 de la noche con nueve minutos si pasas por esta casona verás
que la habitación por unos momentos aparece la familia, de manera intermitente se
va y regresa la luz, se visualizan los personajes como si fueran hologramas.