lunes, 6 de noviembre de 2023

Helena, Micha y Chuculuco

Helena vive en un Rancho, sus padres, Dulce y Raúl, la aman como nadie ha amado jamás y sus abuelos y tíos la consienten sin medida. Su mejor amiga es Micha, la gata que habita la casa desde antes que ella naciera.

Helena vive un sinfín de aventuras dentro del Rancho: visita a los patos, juega con los perros, persigue mariposas, trepa árboles y hace travesuras con Micha.

Una mañana cualquiera, jugaba con su amiga Micha, cuando esta le dijo: - ¡Helena!, mira, tras la lavanda está escondido un tigre-, - ¡¿qué?! Un tigre detrás de la lavanda, no es verdad, me engañas, -, -sí, ahí está, ¿no lo ves?, ¡vamos Helena!, tienes que verlo, anda, salgamos a saludarlo-, - ¡espera!, me da miedo-, -no tengas miedo, yo te protejo. Y sin decir más, salieron a encontrar al pequeño tigre que permanecía escondido tras la lavanda.

 -No lo veo, Micha, ya ¡deja de jugar!, me estás haciendo enojar-. Helena no veía al pequeño tigre porque este ya había trepado a la punta de la enorme magnolia que adorna el patio de su casa.

-¡Ahí está!, ¡míralo!-, dijo eufórica Micha, al tiempo que emprendía el salto rumbo a la punta de la magnolia, salto que Helena detuvo jalando fuerte la pata derecha de su amiga. Cuando Helena descubrió al tigre, se quedó un momento en silencio, observando, jamás había visto un animal de esta especie, no sabía qué decir, estaba paralizada. -¡Está hermoso!-, fueron las primeras palabras que salieron de sus labios, al tiempo que abría aún más los ojos llenos de sorpresa y alegría.

Mientras Helena permanecía asombrada, Micha trató de convencer al tigre de bajar: -ven amigo, qué haces allá arriba solito, baja aquí con nosotras.

Después de un rato de espera el tigre bajó cauteloso, con mucho miedo.

-¿Cómo te llamas?-, preguntó Helena, -Chuchuluco-, respondió temeroso el tigre, -¿Cómo llegaste aquí?-, preguntó Micha, -no sé, sólo recuerdo que un día salí de mi casa, caminé sin rumbo y me perdí, caminé y caminé por tierras desiertas hasta que llegué a este lugar-, respondió Chuchuluco. -¡Pobrecito!, dijo en tono triste Helena.

Helena y Micha escucharon atentas la historia de Chuchuluco.

Estaba perdido, salió de su casa y no sabía dónde vivía su familia ni cómo regresar. Los tres se abrazaron en silencio, hasta que se escuchó la voz animosa de Helena: - ¡Te quedarás a vivir con nosotras!-, y jalándolo de una pata lo llevó a recorrer el Rancho. A Chuchuluco todo le pareció hermoso, conoció a los papás y a los abuelos de Helena, a los perros, a los patos, se quedó admirado con la cascada, con las plantas, con los volcanes, se sintió muy feliz, el Rancho ahora era su casa.

Desde ese momento, Helena, Micha y Chuchuluco son los mejores amigos dentro del Rancho.

Para Helena Ortiz Cortés, con mucho cariño

María Emma Ibáñez Mancera 

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